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El cáncer de la A a la Z

Tipos de cáncer, cómo prevenirlos, diagnóstico y tratamiento.

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Leucemia


La leucemia es un cáncer del tejido hematopoyético (encargado de formar la sangre), como la médula ósea. Los tipos de leucemia se agrupan según el tipo de célula afectada y la velocidad de crecimiento celular. La leucemia puede ser aguda o crónica.

Tipos de leucemia

Hay numerosos tipos diferentes de leucemia. Algunas son de crecimiento rápido y agresivas, mientras que otras son de progresión más lenta. Las leucemias también se clasifican en función del tipo de célula sanguínea afectada. Los tipos más frecuentes de leucemia son:

Una leucemia aguda consiste en un crecimiento excesivo de células sanguíneas muy inmaduras, también denominadas blastos. Esta enfermedad es potencialmente mortal porque no hay suficientes células sanguíneas maduras para prevenir la aparición de anemia, infecciones y hemorragias. El diagnóstico de leucemia aguda se establece cuando hay un 20% o más de blastos en la médula ósea. La leucemia linfoblástica aguda (LLA) es más frecuente en la infancia y al comienzo de la edad adulta, aunque también se diagnostica en adultos de 30 años de edad en adelante. La leucemia mieloide aguda (LMA) es más habitual en adultos.

 

Una leucemia crónica consiste en un crecimiento excesivo de células sanguíneas maduras. Habitualmente, las personas con leucemia crónica tienen suficientes células sanguíneas maduras para prevenir la aparición de hemorragias e infecciones graves. La leucemia crónica es más frecuente en personas de entre 40 y 70 años y es rara en personas más jóvenes.

 

Un síndrome mielodisplásico (SMD) es una enfermedad en la que la médula ósea no funciona con normalidad y no produce suficientes células sanguíneas normales. Las células afectadas son glóbulos blancos (leucocitos), glóbulos rojos (eritrocitos) y plaquetas. Algunos casos de SMD evolucionan a una leucemia aguda con el tiempo. Los SMD aparecen más a menudo en pacientes que están próximos al séptimo y octavo decenios de vida.

 

Cuando el médico intente descartar tipos específicos de leucemia, analizará el número y aspecto de los cromosomas, las características de la superficie de las células de la médula ósea y el aspecto de estas células al microscopio.

Síntomas de leucemia

Los diferentes tipos de leucemia comparten algunos síntomas comunes, tales como:

  • Fiebre
  • Cansancio persistente o sensación de debilidad
  • Pérdida de apetito
  • Pérdida de peso involuntaria
  • Formación fácil de hematomas o hemorragias
  • Dificultad respiratoria
  • Petequias (diminutas manchas rojas bajo la piel causadas por hemorragia)

Los síntomas de la leucemia linfoblástica aguda también pueden incluir la presencia de bultos indoloros debajo de la piel de las ingles, axilas o cuello, así como dolor debajo de las costillas.

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Docencia
Manejo y prevención de los efectos adversos de los nuevos fármacos en leucemia aguda
Ensayos clínicos
Estudio fase III, multicéntrico, doble ciego, randomizado, controlado con placebo de AG-120 en combinación con Azacitidina en sujetos ≥18 años de edad con Leucemia Mieloide Aguda previamente sin tratar y que presenten la una mutación IDH1
Estudio Fase1b/2 de AG-120 oral más Azacitidina subcutánea y AG-221 oral más Azacitidina subcutánea para Leucemia Mieloide Aguda con IDH2 mutado.
Ensayo de fase 1a/2a, abierto y multicéntrico, para investigar la seguridad, tolerabilidad y actividad antitumoral de dosis repetidas de Sym015, una mezcla de anticuerpos monoclonales dirigida frente al receptor MET, en pacientes con tumores malignos sólidos en fase avanzada
ESTUDIO DE FASE I PARA EVALUAR LA SEGURIDAD Y LA TOLERABILIDAD DEL REGN1979, UN ANTICUERPO MONOCLONAL BIESPECÍFICO CONTRA CD20 Y CD3, Y EL REGN2810, UN ANTICUERPO MONOCLONAL CONTRA LA PROTEÍNA DE MUERTE CELULAR PROGRAMADA 1, EN PACIENTES CON NEOPLASIAS MALIGNAS DE LINFOCITOS B
Estudio de fase 3, multicéntrico, aleatorizado, abierto, de acalabrutinib (ACP-196) frente a idelalisib más rituximab o bendamustine más rituximab a elección del investigador en pacientes con leucemia linfocítica crónica recidivante o resistente al tratamiento
Estudio fase IIIB, prospectivo, randomizado, abierto que evalúa la eficacia y seguridad de Heparina/Edoxaban versus Dalteparina en tromboembolismo venoso asociado con cáncer.
Estudio clínico de fase III de IPI-145 versus Ofatumumab en pacientes con Leucemia Linfática crónica/Linfoma linfocítico
Estudio clínico de fase III multicéntrico, abierto, aleatorizado en pacientes con Leucemia Linfocítica Crónica recidivante/resistente para evaluar el beneficio de GDC-0199 (ABT-199) más Rituximab en comparación con Bendamustina más Rituximab.
Estudio abierto, fase1/2 de MEDI-551, un anticuerpo monoclonal anti CD19, en adultos con LLC o Linfoma de célula B
Estudio aleatorizado de fase III con Sapacitabina por vía oral en anciano con diagnóstico reciente de leucemia mieloide aguda
Estudio en fase 1b/2 para evaluar la seguridad y la eficacia preliminar de PF‑04449913, inhibidor oral de la vía hedgehog, en combinación con quimioterapia intensiva, dosis bajas de Ara-C o decitabina, administrado a pacientes con leucemia mieloide aguda o síndrome mielodisplásico de alto riesgo.
Tratamiento de mantenimiento con 5-Azacitidina en pacientes con Leucemia mieloblástica aguda no elegibles para tratamiento intensivo y con respuesta parcial o completa tras quimioterapia de inducción
Estudio de fase III, aleatorizado, multicentrico y abierto, del inhibidor de la tirosina-cinasa de Bruton (BTK) ibrutinib frente a ofatumumab en pacientes con leucemia linfocitica crónica/linfoma linfocítico pequeño recidivante o resistente al tratamiento.
Ensayo clínico fase III, aleatorizado, observador-ciego, controlado con placebo, multicéntrico, para evaluar la eficacia profiláctica, seguridad e inmunogenicidad de la vacuna candidata frente a Herpes Zóster g E/ AS01b de GSK Biologicals cuando se administra por vía intramuscular en una pauta de dosis a adultos receptores de trasplante autólogo de progenitores hematopoyéticos (TPH). Estudio de eficacia clínica de la vacuna frente a Herpes Zoster (Ge/AS01B) en adultos mayores de 18 años receptores de trasplante autólogo de progenitores hematopoyéticos
Estudio clínico en fase 3, aleatorizado, controlado, doble ciego y multinacional sobre la eficacia y seguridad de vosaroxina y citarabina frente a placebo y citarabina en pacientes con leucemia mieloide aguda recurrente o en primera recaída (Estudio VALOR) A phase III, randomized, controlled, double-blind, multicenter clinical study of the efficacy and safety of VORELOXIN and CYTARABINE vs Placebo + Citarabine in patients with first relapsed or refractory acute myeloid Leukemia
“Estudio fase I/II de la seguridad y actividad de la combinación Lenalidomida y Rituximab (LenRtx) en pacientes con Leucemia Linfática Crónica (LLC) refractaria o en recidiva” LLC-LENAR-08
AG120-C-009

Causas de leucemia
Aún se desconoce la causa concreta de la leucemia. Los científicos sospechan que pueden intervenir factores virales, genéticos, ambientales o inmunológicos.

Algunos virus causan leucemia en animales, mientras que, en los seres humanos, los virus solo provocan un tipo raro de leucemia. Aun cuando intervenga un virus, la leucemia no es contagiosa. No puede transmitirse de una persona a otra. No hay una mayor incidencia de leucemia en personas tales como amigos, familiares y cuidadores que estén en contacto estrecho con pacientes con leucemia.

 

Podría haber una predisposición genética a la leucemia. Hay familias excepcionales en las que personas nacidas con daños cromosómicos tienen genes que aumentan la probabilidad de padecer leucemia.

 

Ciertos factores ambientales, como radioterapia en dosis altas y exposición a determinadas sustancias químicas tóxicas, se han relacionado directamente con la leucemia. No obstante, esto solo es aplicable en casos extremos, como supervivientes de las bombas atómicas de Nagasaki e Hiroshima o trabajadores industriales expuestos al benceno. Se piensa que la exposición a los rayos X habituales, como las radiografías de tórax, no es peligrosa.

 

Las personas con deficiencias del sistema inmunitario parecen correr un mayor riesgo de cáncer como consecuencia de una disminución de la capacidad del organismo de hacer frente a las células extrañas. Hay pruebas de que los pacientes tratados por otros tipos de cáncer con ciertos tipos de quimioterapia o radioterapia en dosis altas pueden sufrir posteriormente una leucemia.

 

Todos estos factores podrían explicar por qué se desarrollan leucemias en un pequeño número de personas. Sin embargo, en la mayoría de los casos, se desconoce la causa de la leucemia.

El diagnóstico de leucemia se basa en los resultados de análisis de sangre y médula ósea, como un aspirado y biopsia de médula ósea.

Aspirado de médula ósea: antes de introducir la aguja de aspirado de médula ósea, se anestesia el lugar de aspirado. Durante este procedimiento se extrae una muestra de células de la médula ósea a partir del hueso de la cadera con una aguja. La mayoría de las personas notan presión conforme se introduce la aguja y unos segundos de dolor agudo cuando se extrae el líquido de la médula ósea.

Biopsia de médula ósea: en una biopsia de médula ósea se extirpa un trocito de hueso. Una biopsia es algo más dolorosa, pero solo durante el procedimiento.

El tratamiento más eficaz contra la leucemia es la quimioterapia, que puede consistir en uno solo o en una combinación de fármacos anticancerosos que destruyen las células cancerosas. Tipos específicos de leucemia se tratan en ocasiones con radioterapia o tratamiento biológico.

Cada tipo de leucemia es sensible a distintas combinaciones de quimioterapia. Los medicamentos y la duración del tratamiento varían de una persona a otra. La duración del tratamiento suele oscilar entre uno y dos años.

Quimioterapia

El tratamiento puede consistir en diferentes quimioterápicos y tratamientos biológicos. El objetivo a corto plazo es la remisión completa (RC). Una remisión completa supone que la médula ósea tiene menos de un 5% de blastos, que el recuento absoluto de neutrófilos es superior a 1.000 y que el recuento de plaquetas es superior a 100.000. El objetivo a largo plazo es una situación sin enfermedad prolongada y la curación.

 

Un ciclo es el período que transcurre entre el comienzo de la quimioterapia y el momento en que se normalizan los recuentos de células en la sangre y la médula ósea o en que el paciente puede recibir más tratamiento. En algunos casos solo se destruyen las células leucémicas de la sangre y no las de la médula ósea durante el primer ciclo de quimioterapia. En estos casos, puede ser necesario un segundo ciclo.

Cuando la leucemia no responde a uno o dos ciclos de tratamiento, puede utilizarse un régimen farmacológico diferente para lograr la remisión. También puede usarse un régimen farmacológico diferente cuando se produce una recidiva.

Un plan de tratamiento específico se denomina protocolo. Cada protocolo se designa habitualmente con letras, de modo que cada letra significa un fármaco concreto. Un protocolo puede considerarse un tratamiento convencional o experimental. El médico le explicará las ventajas y los inconvenientes de cada tipo concreto de tratamiento.

 

Una vez que se determine el protocolo, recibirá información más concreta acerca de los fármacos que se utilizarán para tratar la leucemia. Los efectos secundarios habituales de la mayoría de los quimioterápicos comprenden caída del cabello, náuseas y vómitos, reducción de los recuentos de células sanguíneas e infecciones.

 

Radioterapia
 

La radioterapia se emplea junto con la quimioterapia en algunos tipos de leucemia. La radioterapia utiliza radiación de alta energía para dañar las células cancerosas y detener su crecimiento. La radiación procede de una máquina de grandes dimensiones.

En pacientes con leucemia, la radioterapia puede administrarse de dos formas. En algunos casos, el médico dirige la radiación a una zona concreta del organismo en la que existe un conjunto de células leucémicas, como el bazo o los testículos. Otros pacientes reciben radiación dirigida a todo el organismo. Se trata de una irradiación corporal total. Este tipo de radioterapia suele administrarse antes de un trasplante de células madre.

 

Tratamiento biológico
 

A veces se emplea tratamiento biológico para tratar la leucemia. Los tratamientos biológicos incluyen factores de crecimiento, interleucinas, anticuerpos monoclonales, etc. Algunos pacientes reciben únicamente tratamiento biológico, mientras que otros también reciben quimioterapia al mismo tiempo. Recibirá información más detallada sobre el tratamiento biológico en caso de que se utilice como tratamiento de su tipo de leucemia.

 

Cirugía
 

Una esplenectomía es la extirpación quirúrgica del bazo. El bazo se encuentra ubicado en el abdomen, en el lado izquierdo. Actúa como un sistema de filtración de las células sanguíneas. Cuando un paciente tiene una leucemia crónica, el bazo tiende a acumular células leucémicas, plaquetas transfundidas y eritrocitos. A menudo, el bazo aumenta de tamaño como consecuencia de la acumulación de estas células. Este hecho dificulta que la quimioterapia reduzca la cantidad de células enfermas. Cuando no se extirpa el bazo, a veces crece tanto que causa dificultades para respirar y comprime otros órganos. En tal caso, puede ser necesaria una esplenectomía.

 

Trasplante de células madre
 

El trasplante de células madre (TCM) es una forma de tratamiento de los pacientes con leucemia. Este tipo de tratamiento se denominaba anteriormente “trasplante de médula ósea”. Consiste en destruir las células leucémicas de la médula ósea con dosis altas de quimioterapia y, en algunos casos, radioterapia. Dado que la quimioterapia en dosis altas daña gravemente la capacidad de la médula ósea para producir células, se administran células madre sanas por vía intravenosa para estimular el crecimiento de nueva médula ósea.

 

Hay dos tipos de trasplante de células madre:

El auto-TCM consiste en la infusión de sus propias células sanas de la médula ósea. Es posible que el médico le proponga almacenar parte de su médula ósea mientras se encuentre en remisión para realizar un autotrasplante.
El alo-TCM consiste en la infusión de células procedentes de un donante compatible con usted. Estas células pueden obtenerse a partir de la médula ósea de un donante o de células madre. Pueden usarse células madre adultas o células madres de cordón umbilical para el trasplante.
 

Al igual que otros tratamientos contra la leucemia, el TCM es muy individualizado. Diferentes factores ayudarán al médico a decidir el tratamiento específico a utilizar, entre ellos, el tipo de leucemia que tenga, la respuesta previa a la quimioterapia, la disponibilidad de células madre para reposición, su edad y el estado de la leucemia.

 
Efectos secundarios del tratamiento
 

El equipo médico revisa cuidadosamente los antecedentes médicos de cada persona y el médico le recomendará el mejor tratamiento de quimioterapia. Las respuestas y los efectos secundarios de la quimioterapia pueden variar de una persona a otra o de un ciclo al siguiente. La gravedad de los efectos secundarios no es una medida del modo en que la leucemia responde a la quimioterapia. Esta información solo la aportan pruebas diagnósticas tales como hemogramas y estudios de la médula ósea.

 

Se realizarán pruebas diagnósticas en diferentes momentos en función del tipo de leucemiaque tenga y del tipo de quimioterápico empleado. Por ejemplo, a menudo se realiza un hemograma completo cada 24 horas en caso de leucemia aguda, pero solo se efectuará una vez por semana o con menos frecuencia en caso de leucemia crónica. Se llevará a cabo un estudio de la médula ósea antes del inicio de la quimioterapia y de nuevo al cabo de dos o tres semanas en caso de leucemia aguda. En función de los resultados de los estudios de la médula ósea y los hemogramas, el médico solicitará nuevas pruebas de médula ósea. En respuesta a la quimioterapia, la médula ósea se vacía de células normales y anormales. Durante el tiempo en que la médula ósea esté “vacía”, no se producirán células. Los recuentos de células en sangre y médula ósea suelen normalizarse entre 21 y 31 días después del primer día de quimioterapia, dependiendo del tipo de quimioterapia administrada y de la respuesta de la persona al tratamiento.

 

Infección
 

En general, el recuento de leucocitos disminuirá en la primera semana después de comenzar la quimioterapia. En consecuencia, será más propenso a contraer infecciones. Se obtendrán cultivos de sangre, orina, esputo, heces y garganta para determinar si existe una infección. Estos cultivos pueden identificar los microorganismos concretos, también conocidos como bacterias, que causan la infección. Se obtendrá una radiografía de tórax porque muchas infecciones afectan a los pulmones. Si es probable que contraiga un tipo concreto de infección cuando no esté enfermo, como una infección sinusal, infección urinaria o neumonía, tendrá más posibilidades de contraer dicha infección siempre que descienda el recuento de leucocitos. Por este motivo, una buena higiene personal es muy importante. El lavado de manos es la medida de precaución más importante para prevenir la infección. En caso de que no pueda lavarse las manos después de dar la mano, utilice un esterilizador manual.

 

El personal de enfermería le ayudará a mantener una buena higiene personal en caso de que no puede hacerlo por sí mismo (es decir, ducha diaria y cuidados adecuados de la boca). Pida a los visitantes que puedan estar enfermos, o que crean que lo están, que no le visiten mientras estén enfermos. Incluso el hecho de llevar una mascarilla no evita por completo la diseminación de la infección. Las infecciones se tratan con antibióticos administrados por vía intravenosa u oral durante al menos siete días. El médico le explicará el tratamiento antibiótico con detalle.

 

Cansancio
 

También disminuirá su recuento de eritrocitos (hematíes o glóbulos rojos). Esta disminución puede observarse por un descenso del hematocrito o la concentración de hemoglobina. Ambos causarán cansancio. Recibirá transfusiones de hematíes cuando sea necesario. Como norma general, se transfunden hematíes cuando la cifra de hemoglobina es de 8,0 o menos. Es importante beber un mínimo de entre seis y ocho (250 ml) vasos de líquido al día para “lavar” la quimioterapia de su sistema. Ha de comenzar el día que empiece la quimioterapia y continuar durante cuatro días después de que haya terminado el tratamiento. En caso de estar recibiendo líquidos IV o restricciones de líquidos, consulte al médico o enfermera antes de beber esta cantidad. A medida que disminuye el recuento de eritrocitos, es posible que el corazón le lata más rápido y que se sienta mareado al levantarse rápidamente. Notifique estos efectos secundarios a su enfermera o médico.

 

Hemorragia
 

Otro efecto secundario de la quimioterapia es un descenso del número de plaquetas. Cuando así sucede, es probable que surjan hemorragias nasales o gingivales o que expulse sangre en las heces o la orina. Pueden aparecer pequeños puntos rojos en algunas partes del cuerpo, sobre todo en los brazos y las piernas. Estos puntos se denominan petequias, lo que significa que existe hemorragia a partir de los capilares o pequeños vasos sanguíneos de la piel. Suelen administrarse transfusiones de plaquetas, aunque no siempre, cuando el recuento de plaquetas es inferior a 10.000 o en cualquier momento en que se produce una hemorragia. Las plaquetas se transfunden únicamente cuando resulta necesario porque las transfusiones innecesarias pueden hacer que, en último término, el organismo deje de responder a dichas transfusiones.

 

Ha de tener especial cuidado de sí mismo cuando el recuento de plaquetas sea bajo. Utilice un cepillo de dientes muy suave para no irritar las encías y use una maquinilla de afeitar eléctrica en lugar de una cuchilla para afeitarse. La limpieza con hilo dental puede mantenerse en caso de que la haya practicado anteriormente, pero sin llegar a la línea de las encías. En caso de lesionarse o cortarse, puede detener la hemorragia aplicando presión directa sobre la herida durante cinco a diez minutos. Si presenta una hemorragia vaginal, el médico puede recetarle medicamentos como hormonas. Trate de no hacer esfuerzos durante las deposiciones porque pueden producir hemorragia rectal. Puede recetarse un ablandador de las heces en caso necesario. De nuevo, intente beber mucho líquido para ayudar a tener unas deposiciones blandas. Ha de evitarse el ejercicio intenso y los deportes de contacto. Las caminatas cortas están bien. Vigile su tolerancia a la energía y su recuperación, pero “sin pasarse”. Comunique cualquier hemorragia a su médico o enfermera.

 

Irritación intestinal
 

Otros efectos secundarios que puede experimentar son diarrea o estreñimiento. Hay medicamentos para cada uno de estos efectos secundarios, por lo que debe informar de inmediato a su médico o enfermera en caso de presentar alguno de ellos. Los alimentos ricos en fibra, las ciruelas pasas y los zumos de fruta ayudan a aliviar el estreñimiento. Es bueno tomar al menos ocho (250 ml) vasos de líquido al día. Un dietista también podrá darle otros consejos nutricionales para aliviar estos efectos secundarios.

 

Náuseas y vómitos
 

La quimioterapia también puede causar náuseas y vómitos. A veces, las náuseas y los vómitos se desencadenan por ciertos olores o por pensar simplemente en el hospital y en el tratamiento que recibirá. Trate de mantener algo en el estómago, como colines o galletas, durante todo el día. Un dietista puede darle otros consejos nutricionales que pueden reducir los síntomas y ayudarle a seguir una dieta saludable. También existen antieméticos potentes. No dude en pedir medicación si se nota revuelto en cualquier momento. Algunos quimioterápicos producen náuseas durante todo un día o más después del tratamiento. Por consiguiente, la medicación antiemética puede mantenerse durante un día, más o menos, después de la quimioterapia. Algunos antieméticos provocan somnolencia, por lo que quizá tenga que dejar de conducir mientras tome esta medicación.

 

Úlceras bucales
 

Las úlceras bucales, una afección que también se denomina estomatitis, son un efecto secundario frecuente de algunos tratamientos de quimioterapia. Ha de mantener la boca lo más limpia posible para evitar infecciones. Deberá enjuagarse la boca cuatro veces al día con una solución de bicarbonato, especialmente después de las comidas. Para hacer la solución de bicarbonato, mezcle media cucharadita de bicarbonato con 250 ml de agua.

 

Pueden prescribirse determinados colutorios y pulverizaciones para prevenir la infección y hacer que le sea más fácil comer. No utilice colutorios comerciales porque contienen alcohol y a veces irritan la boca. Quizá tenga que evitar las bebidas y alimentos ácidos, salados o dulces, ya que pueden empeorar la formación de úlceras en la boca. Evite los alimentos muy calientes porque pueden retrasar el proceso curativo en la boca y la garganta.

 

Caída del pelo
 

La caída de pelo, tanto del vello corporal como del cuero cabelludo, es un efecto secundario frecuente de la quimioterapia. En función de la quimioterapia que reciba, es posible que no pierda pelo, que simplemente se torne más ralo o bien que lo pierda por completo. La caída del pelo tiene efectos importantes sobre la imagen corporal.

 

Pérdida de peso
 

Es natural que no desee comer ni beber si tiene llagas en la boca o el estómago revuelto, pero sigue siendo importante que nutra el organismo. El cuerpo necesita calorías y proteínas extra cuando se padece una leucemia para formar células nuevas resistentes. ¡Este no es el momento de seguir una dieta adelgazante! Si empieza a adelgazar, trate de hacer seis comidas pequeñas o tentempiés al día y añada alimentos ricos en calorías y proteínas a la dieta. Un dietista podrá proporcionarle más información sobre estos tipos de alimentos y se encontrará disponible previa solicitud. Un dietista también puede ayudar a que los familiares afronten la pérdida de los aspectos agradables de la alimentación, como el sabor, ayudándoles a elegir los alimentos y el estilo de preparación adecuados. Su apetito quizá sea más intenso entre los tratamientos.

 

También es muy importante beber muchos líquidos durante la quimioterapia. Esto significa que deberá beber al menos ocho (250 ml) vasos de líquido al día. Quizá desee beber líquidos que contienen calorías, como zumo de frutas, leche o suplementos de proteínas. Los refrescos, o bebidas gaseosas, pueden aumentar el aporte de carbonatación y provocar gases o calambres abdominales. En general, los refrescos no tienen valor nutritivo, por lo que son preferibles los zumos o bebidas energéticas. Consulte al dietista en caso de ser diabético.

 

Cuando no tolere comer alimentos habituales, existen suplementos nutricionales líquidos que ayudan a obtener la cantidad de calorías y proteínas que necesita el organismo. El dietista puede ayudarle a elegir el más apropiado.

 

Si tiene dificultades para comer, es posible que reciba los nutrientes a través de un tubo colocado en el estómago, por vía intravenosa o por hiperalimentación intravenosa. Ambos métodos pueden proporcionarle los nutrientes que necesita cuando es incapaz de comer lo suficiente. Tendrá que hablar con un dietista si sigue teniendo problemas para comer o pérdida de peso.