Buscar

Noticias

Buscar en Todos Título Contenido

A los 15 años, el Dr. Enrique Grande decidió que quería dedicarse a la oncología. Hoy, casi 30 años después, el actual jefe del Servicio de Oncología Médica de MD Anderson Cancer Center Madrid, sigue empeñado en lograr el reto de acabar con el cáncer y, para ello, tiene decenas de proyectos en marcha que tienen que ver, sobre todo, con la especialización, la multidisciplinariedad, la formación y la investigación.

  1. ¿Por qué decidió dedicarse a la medicina y concretamente a la oncología?

Pues la verdad es que parece de película, pero fue así; yo jugaba al baloncesto y teníamos mucha unión entre los miembros del equipo. A raíz de unas pruebas para el acné de uno de mis compañeros, se le diagnosticó una leucemia. Desafortunadamente, 4 meses después dejó de estar entre nosotros. Lo peor no fue eso, sino que a raíz de este proceso, el compañero que más afinidad tenía con él cayó en una depresión que le hizo jugar con el suicidio en un par de ocasiones. No volví a ver a ninguno de ellos. Decidí a los 15 años que había que encontrar la cura contra esta maldita enfermedad.

  1. ¿Qué ventajas y qué inconvenientes tiene esta profesión?

Las ventajas te las da el día a día, el ver la esperanza en la mirada de los pacientes, el sentir el aliento de los familiares que los acompañan e, incluso, el sacar una sonrisa a relucir a pesar de todo. El único inconveniente es a la vez la principal virtud, ya que se necesita sacrificar mucho tiempo personal para el continuo estudio y actualización en nuevas oportunidades de tratamiento y para atraer investigaciones que, a su vez, se traducen en más opciones y esperanzas para tus pacientes.

  1. ¿Qué recuerdos guarda de su época de universidad y especialización?

La etapa universitaria creo que todos la contemplamos con nostalgia, pensando quizás en que siempre se pudo hacer más, pero con la satisfacción enorme de llevarte amigos para toda la vida a pesar del número de horas invertidas en el estudio. Se suele decir que en las situaciones complicadas es cuando se conoce a las personas y yo, personalmente, saqué de entonces a mis mejores amigos actuales y que siguen ahí a pesar de que la vida nos ha llevado a todos por caminos distintos. De la especialización, ya he hecho un reset y olvidado las guardias, las no libranzas, la cantidad de consultas…. Y lo único que me queda es la enseñanza de que el esfuerzo continuo te hace ser mejor persona y mejor profesional.

  1. ¿Tiene alguna manía o hábito antes de operar/afrontar un tratamiento ante un cáncer muy complicado? ¿Y cómo  se relaja una vez acabado un caso muy difícil (actividades, deporte, hobbies…)?

El secreto de tu quehacer diario creo que se basa en la confianza. Cuanto más seguro estás de lo que haces, mejor te salen las cosas. Para estar seguro, no queda otro camino que el esfuerzo, el estudio y la dedicación. Por tanto, en eso estamos. El poco tiempo que me queda libre lo intento dedicar a la familia y, a pesar de ello, es insuficiente. Sin duda, debo mejorar en esto donde suspendo rotundamente.

  1. ¿Cuál es la experiencia que más le ha marcado, positiva o negativamente, en su carrera profesional?

No llevaba ni un mes en el hospital donde hice la residencia. Aún no había llegado a Oncología, puesto que previamente se deben adquirir los conocimientos básicos en Medicina Interna. Diagnosticamos a un paciente de un tumor de la vesícula biliar con metástasis en el hígado. Era un paciente joven, de unos 50 años, con una mujer y unos hijos estupendos. La enfermedad creció mucho más rápido de lo que nosotros pudimos correr a la hora de hacer el diagnóstico. No sé si la palabra “consuelo” realmente refleja lo que intentamos hacer. Te aseguro que no conseguimos consolar a nadie en ese momento. Por otro lado, con las nuevas medicaciones que disponemos ahora, si no decimos la palabra “curación” es simplemente por prudencia, porque estamos consiguiendo cronificar la enfermedad en muchos de nuestros pacientes.

  1. ¿Qué supone para usted estar en un hospital como MD Anderson Cancer Center Madrid, dedicado casi exclusivamente al cáncer?

Para un oncólogo médico, el trabajar en un centro monográfico de cáncer es llegar a la excelencia. Mires a donde mires encuentras un compañero que comparte tu misma visión y tu mismo interés, que no es otro que el bien del paciente. Un centro exclusivamente dedicado al cáncer hace que todos los circuitos internos del hospital se orienten a la agilidad en el tratamiento y en el manejo de la enfermedad y que se tengan en cuenta aspectos como la psicología o la nutrición, que en centros generales quedan en un segundo plano o simplemente ni se contemplan. Trabajar en un centro sólo dedicado a cáncer significa también que al tipo de personas que estamos aquí nos gusta el trato con los pacientes, con sus adversidades, no es fácil lidiar día tras día con ello. Cada paciente, con razón, considera que su enfermedad es una urgencia y una prioridad, aquí lo entendemos. Otro punto adicional es el de la investigación. Los tratamientos estándares uno los puede encontrar casi en cualquier sitio en nuestro país, pero los fármacos más prometedores y novedosos en investigación sólo pueden encontrarse en lugares de referencia internacionales como MD Anderson Madrid.

  1. ¿Cómo ayuda al paciente que su tratamiento se consensúe y se lleve a cabo de forma multidisciplinar, con la unión del conocimiento de los profesionales?

El manejo y la toma de decisiones actualmente en cáncer se debe llevar a cabo de manera obligatoria en el seno de comités multidisciplinares donde oncólogos, patólogos, radioterapeutas, cirujanos, radiólogos, etc… puedan dar su punto de vista y aportar al cuidado del paciente lo mejor de sus habilidades. Por nuestra orientación oncológica, en MD Anderson Madrid trabajamos en torno a estos comités que tienen su único centro en el paciente.

  1. ¿Qué proyectos se trae al centro para los próximos años?

¡No cabrían en esta entrevista! La creación de comités multidisciplinares en todos y cada uno de los tumores; la creación de una unidad de investigación para el desarrollo de fármacos en etapas tempranas que se sitúe a primer nivel internacional; las ganas de colaborar y abrir redes, no sólo con nuestros compañeros cercanos, sino con los compañeros de nuestra casa madre en Houston; la creación de cursos de formación que nos ayuden a ser centro de referencia, no sólo asistencial y de investigación, sino académico, para contribuir a desarrollar la oncología en nuestro país; la apertura a las nuevas tecnologías y a las redes sociales, la implicación de los pacientes en lo que se llama ahora empowerment, etc. Pero, sobre todo, lo que pretendo traer es transmitir la ilusión de no conformarse e ir a más, en ir a curar el cáncer.

  • Nombre y edad: Enrique, 43 años
  • Un libro: La casa verde, de Mario Vargas LLosa
  • Un viaje: Laponia y Maldivas, no sabría bien con cual quedarme
  • Una canción/un grupo de música: “Somebody”, de Depeche Mode, para unos momentos y “Como Camarón”, de Estopa, para otros

 

Etiquetas