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La intervención, que tuvo lugar este mes de septiembre y duró unas tres horas y media, consistió en la realización de una traquelectomía radical, es decir, de la extirpación de parte del cuello uterino y tejido circundante, seguido de una colpectomía del tercio superior, es decir, de la extirpación de la parte superior de la vagina. Además, durante la intervención, se extirparon y analizaron los ganglios pélvicos mediante la técnica del ganglio centinela, que consiste en la evaluación de los primeros ganglios linfáticos del cuello uterino con el objetivo de conocer el alcance de la enfermedad.

Durante la intervención, recogemos una muestra y se la enviamos a nuestros compañeros del Servicio de Anatomía Patológica, que son los encargados de decirnos si los ganglios son positivos o negativos”, apunta el doctor de Santiago. “Si los ganglios son negativos, es posible continuar con la intervención e intentar preservar la fertilidad; si hay enfermedad en los ganglios, paramos la intervención, ya que entonces la paciente debería recibir tratamiento previo con quimioterapia y/o radioterapia antes de valorar una posible intervención quirúrgica”, continúa explicando el jefe del Servicio de Ginecología Oncológica de MD Anderson Madrid, quien destaca la negatividad de los ganglios de esta paciente, lo que les permitió continuar con esta intervención pionera en nuestro país.

Tras la extirpación, se procedió a la reconstrucción del aparato genital durante la misma intervención quirúrgica, uniendo el cuello uterino a la vagina de la paciente. Tanto la extirpación como la reconstrucción posterior se hicieron vía laparoscópica, una técnica mucho menos invasiva que la cirugía abierta y que permite, subraya el doctor de Santiago, “una recuperación mucho más rápida y un menor dolor posoperatorio”.

Preservación de la fertilidad

La técnica habitual en este tipo de tumores ginecológicos es la extirpación tanto del útero como del cuello uterino, lo que implica que la paciente pierda su capacidad reproductiva. Pero, como señala el doctor de Santiago, “en mujeres que no han tenido hijos o que se plantean tener hijos en un futuro, es importante intentar realizar este tipo de intervenciones menos invasivas, capaces de preservar la fertilidad futura”.

En opinión de este especialista, “este tipo de técnicas son oncológicamente igual de seguras, pero permiten preservar la fertilidad al requerir solo la eliminación de una parte del cuello del útero y mantener entre 0,5 y 1,5 cm, manteniendo tanto el útero como las trompas de Falopio de la paciente”.

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