Buscar

Noticias

Buscar en Todos Título Contenido

Madrid, 5 de julio de 2022 – Con ayuda del equipo médico, los pacientes oncológicos pueden planificar sus vacaciones y hacerlas compatibles con su tratamiento de forma segura. El objetivo es que estos pacientes puedan disfrutar de un tiempo de descanso y ocio sin que se vea afectada su adherencia al tratamiento, fundamental en cualquier momento del año. Para conseguirlo, Carmen Vázquez, directora de Enfermería de MD Anderson Cancer Center Madrid, explica cómo los profesionales sanitarios pueden adaptar el plan terapéutico en beneficio de los pacientes.  

En este sentido, como apunta la experta, en base a las necesidades de cada paciente, el oncólogo puede valorar un margen de unos pocos días de retraso del tratamiento, según su situación personal, el tipo de tratamiento y la fase en la que se encuentre. Esta valoración será siempre individualizada y personalizada. “Puede haber variaciones en el tratamiento en función de la evolución y respuesta al mismo, de la tolerancia o de los efectos derivados que puedan aparecer. Por ejemplo, la bajada de defensas siempre ocasiona un retraso en la administración del tratamiento”, explica Carmen Vázquez. Toda una serie de factores que se deben tener en cuenta en cada caso y que el equipo médico y el afectado pueden valorar de forma conjunta previamente a la organización de las vacaciones.

En última instancia, el elemento decisivo será poder dar continuidad al tratamiento de los pacientes y que su adherencia no se vea comprometida. Estos aspectos son esenciales para la supervivencia y la calidad de vida de las personas con cáncer. Aunque actualmente la adherencia de los pacientes oncológicos es buena, puede ser difícil de mantenerla en vacaciones o si se lleva un largo periodo de tiempo bajo el mismo tratamiento. Por ello, en palabas de la directora de Enfermería, “hay que buscar el equilibrio entre el deseo de vacaciones y la necesidad de adherencia al tratamiento, pero se puede conseguir. Lo principal es que el paciente acepte su realidad y sea consciente de que debe cumplir con nuestras indicaciones”.

Por otro lado, para afrontar tanto los cambios que traen las vacaciones como la vuelta a la rutina, los pacientes pueden recurrir a un profesional de la Psicooncología, que es la persona idónea para ayudarles y orientarles a aceptar cómo la patología puede trastocar sus planes.

En verano se pueden incorporar a la dieta limonadas, batidos y polos bajos en azúcar

Como parte de la planificación de las vacaciones, se repasará con el equipo médico y de enfermería las pautas y hábitos saludables a seguir durante el periodo vacacional, especialmente en relación con la alimentación. La recomendación principal es cumplir con las 5 comidas al día de forma equilibrada, sin olvidar la media mañana y la merienda, que en vacaciones se puede completar con frutas frescas o un batido de frutas o verduras.

También es un buen momento para incorporar a la dieta limonadas o infusiones frías para fomentar una adecuada hidratación, teniendo cuidado de no añadir azúcar o utilizar edulcorantes naturales tipo estevia. Además de los helados de hielo o polos, que aportan agua y suelen ser apetecibles porque refrescan la mucosa oral, sobre todo en pacientes con boca seca por los tratamientos. La importancia de una hidratación óptima reside en que la ingesta de agua ayuda a los pacientes a mantener una adecuada función renal y facilita la excreción de fármacos por esta vía.

Por otro lado, los alimentos prohibidos’ son los poco saludables, especialmente aquellos que contienen grasas saturadas. También se debe evitar comer alimentos procesados a los que siempre se añaden conservantes y otros aditivos y evitar la bollería industrial.

Añade que, “dependiendo del tratamiento es posible que el sabor de los alimentos no se aprecie bien o incluso resulte desagradable, recordando a sabor metálico. Cada paciente debe encontrar aquellos alimentos o elaboraciones que le resultan más agradables para garantizar una ingesta calórica adecuada”.

Protección frente al sol para evitar lesiones en la piel

De forma paralela, en la maleta para las vacaciones también se deben incluir todos los productos necesarios para una buena protección frente al sol. El calor produce debilidad, agotamiento e hipotensión, por lo que es recomendable salir a la calle en las horas de menos calor, pasear temprano por la mañana y por la noche; vestir ropas holgadas de algodón, que transpiren. Sin olvidar un sombrero y unas gafas para protegerse del sol.

Al mismo tiempo, la quimioterapia puede provocar fotosensibilidad y los tratamientos pueden afectar a la piel con síntomas como sequedad, enrojecimiento, descamación, oscurecimiento y aparición de manchas en la piel. Por ello, es importante llevar siempre protector solar alto de 50 FPS (Factor Protección Solar) e hidratar la piel a diario incidiendo en manos y pies, donde algunos tratamientos pueden ocasionar grietas y sequedad extrema.