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  • La recomendación general es adoptar una dieta equilibrada, con aporte de todos los nutrientes y biocomponentes, principalmente introduciendo verduras y frutas con aporte de proteínas vegetales y animales preferiblemente legumbres y pescado, unido a la realización de unos 30 minutos de ejercicio físico tres días a la semana
  • Acudir a una unidad de nutrición especializada en el tratamiento de pacientes oncológicos es la opción recomendada siempre que existan problemas para alimentarse o la ingesta sea baja
  • La pandemia por COVID-19 ha influido de forma muy significativa en nuestros hábitos de comida, tanto a nivel físico como social

 

Madrid, 28 de diciembre de 2020.- Durante las Navidades, se suceden las comidas y cenas especiales con nuestros allegados y resulta casi inevitable no sucumbir a la tentación de un vistoso aperitivo o postre, y consumir más calorías de las necesarias. Pasadas estas fechas, es común sentirnos pesados o sufrir digestiones difíciles y molestias digestivas, una situación que habría que intentar evitar siempre. Para ello, es primordial tener en cuenta una serie de aspectos para garantizar unas Navidades lo más saludables posibles para cada uno de nosotros, pero todavía más en el caso de los pacientes con cáncer.

Uno de los principales problemas que puede sufrir un paciente oncológico es el de ver alterada su alimentación, tanto por pérdida de apetito con la consiguiente pérdida de peso correspondiente, como del sabor y el gusto por los alimentos. “Esto genera diferentes grados de desnutrición, siendo la forma más sencilla de soporte mantener variedad en la dieta y adecuación a sus necesidades energéticas”, apunta el Pedro Robledo, de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética de MD Anderson Cancer Center Madrid. En estos casos, señala que sería recomendable acudir a un especialista en oncología que pueda derivar al paciente a un servicio o unidad de nutrición para su seguimiento y soporte.

En este tipo de unidades, un equipo multidisciplinar de profesionales expertos en oncología y en nutrición estudian a cada paciente oncológico de forma personalizada, atendiendo a su enfermedad concreta y al tratamiento que está recibiendo, para poder recomendarle así unas pautas dietéticas que faciliten el aporte nutricional y energético, según las necesidades en cada caso.

Cómo lograr una buena dieta y garantizar un ejercicio físico óptimo

En pacientes oncológicos, las recomendaciones durante estas Navidades no difieren tanto de las de años anteriores, salvo por determinados aspectos que hay que tener en cuenta, como las restricciones actuales asociadas a la COVID-19. Las recomendaciones generales a nivel de alimentación que apunta Robledo para poder disfrutar de estas Navidades tanto como de cualquier otra serían mantener una dieta saludable con aporte de proteína vegetal (legumbres), proteína animal tipo pescado, carnes blancas y huevos e incluir las frutas y verduras, preferiblemente completas, en los menús de manera diaria.

Asimismo, este experto señala la necesidad de prestar especial atención a las cantidades por ración y exceso de aporte calórico en la noche, ya que esto no es recomendable. En combinación con una dieta saludable, Robledo apunta a la importancia del ejercicio físico, ya que estas Navidades no vamos a poder movernos tanto como sí hemos podido hacer durante años anteriores después de las abundantes ingestas de comida en estas fechas.

En este caso, por un lado, es importante adaptar la ingesta de calorías a la actividad física que se pueda realizar, bien con ejercicios básicos isométricos en casa o caminar al menos 30 minutos, tres días por semana. Por otro lado, continuar con el ejercicio físico de manera habitual, pero respetando siempre las limitaciones en tiempo y lugares, siempre por espacios abiertos y manteniendo la distancia de seguridad interpersonal.

La COVID-19 ha influido en la alimentación

Es importante destacar que la pandemia también ha influido de forma significativa en la alimentación, tanto a nivel físico, por la afectación de sentidos como el gusto o el olfato, muy relacionados con la alimentación, como a nivel social, con cambios de costumbres en “la compra de alimentos, las formas de cocinado o de compartir socialmente estas comidas”, destaca el doctor Robledo.

 A nivel físico, enfatiza que “se ha podido constatar que aquellos pacientes que han sido positivos frente al COVID-19 con enfermedad grave presentaban una sintomatología con pérdida de sabor, olor y astenia, además de implicaciones metabólicas que generaban una pérdida de peso que puede oscilar entre 5 a más de 15% del peso inicial”.