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El virus del papiloma humano (VPH) es la infección de transmisión sexual más frecuente en España. Se estima que más del 80% de la población sexualmente activa va a contraer la infección en algún momento de su vida por contacto directo, ya sea oral o genital2,3. A nivel mundial, este virus está relacionado con aproximadamente el 5% de todos los tumores en hombres y mujeres5,6. En los hombres, es particularmente notable en el cáncer de pene y de orofaringe, mientras que en las mujeres se asocia con el cáncer de cuello de útero, vulva y vagina.
Actualmente, se han identificado más de 200 serotipos dentro de la amplia familia del VPH1,2, aunque los profesionales distinguen entre los de bajo y alto riesgo, tal y como apunta el Dr. Rafael José Navarro Ávila, especialista del Servicio de Ginecología Oncológica de MD Anderson Cancer Center Madrid. “Los virus de bajo riesgo suelen relacionarse con el desarrollo de verrugas genitales y/o condilomas orofaríngeos. En cambio, los de alto riesgo son los responsables de aproximadamente el 70% de lesiones premalignas1,2, cáncer de cuello de útero y del resto de patologías oncológicas como los tumores de vulva, vagina, pene, ano y orofaringe”, explica el experto, quien subraya que “el VPH más agresivo es el 16, seguido del 181,2”.
Esta patología es asintomática y no presenta señales en el paciente, lo que hace que la prevención sea crucial. En primer lugar, la vacunación actúa como prevención primaria, protegiendo a la persona antes de que surja el problema. Por otro lado, la prevención secundaria se lleva a cabo en la edad adulta mediante citologías y revisiones ginecológicas.
“A partir de los 35 años, se recomienda la realización de un test de diagnóstico precoz cada cinco años, ya que se ha visto que con la citología puede no ser suficiente. Así es como obtendremos mejores resultados y podremos estratificar el riesgo, ajustando el seguimiento específico dependiendo del tipo de VPH”, indica el especialista, quien subraya que “lo habitual es que, aunque una mujer se contagie, su sistema inmune elimine el virus”.
Sin embargo, prosigue, el riesgo de desarrollar una patología surge cuando el virus se cronifica. “Desde el momento del contagio hasta la cronificación y desarrollo de un cáncer pueden pasar hasta 20 años. Es crucial tener esto en cuenta, ya que en algún momento antes de que se cronifique, hay oportunidad de realizarse una prueba, recibir un diagnóstico precoz y tratarlo a tiempo”, apostilla.

Vacunación primaria en niñas y niños
La vacunación es la principal forma de prevención. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en países que empezaron a vacunar en 2007 a niñas, se ha reducido en un 83% los nuevos diagnósticos del VPH 16 y 187. Asimismo, también disminuyeron en un 51% los nuevos diagnósticos de lesiones precancerosas de alto grado7. En la Unión Europea, aproximadamente el 77% de los países que la conforman, vacunan frente al virus8, aunque únicamente el 48% lo hacen tanto a hombres como a mujeres8.
En España, la recomendación de incluir la vacuna en el calendario de vacunación para niñas de entre 11 y 14 años surgió en 20079. No fue hasta el año 2018 cuando se propuso vacunar de manera sistemática tanto a niñas como a niños10. Sin embargo, esta medida no fue aprobada hasta 20234.  
A partir de ese año, la vacuna frente al VPH se incluye en el calendario vacunal de forma obligatoria para chicos y chicas de entre los 10 y 12 años de edad, ya que, tal y como recalca el Dr. Navarro, el VPH “no es una patología solo de mujeres”.